MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

domingo, 31 de marzo de 2024

EL AGUILUCHO (4) El volcán de los horrores

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Bienhallados, nobles caballeros y damas.

La siguiente aventura es más breve que las anteriores, extendiéndose únicamente del nº 11 a parte del 13. Los nº 11 y 12 son dos de los cuatro que nuestro Supervisor General tuvo de pequeño, junto con el 1 y el 9, por lo que tienen un valor especial para él. Y a pesar de haber sido creados en 1959, estos comics tocan un tema que resulta... curiosamente extrapolable a sucesos recientes. 

El volcán de los horrores (nº 11). La anterior aventura del Aguilucho terminó con algo o alguien asomándose desde el interior de una gran caja de víveres… que resulta ser Gisela. Perdidamente enamorada de Marcel, esta decidió acompañar a la expedición como polizona en la carreta de provisiones. Por desgracia, los instantes previos a su aparición (el crujir de la madera de la caja, la tapa levantándose lentamente) han bastado para poner en fuga a los sirvientes que acompañaban a Marcel y Brazos, dejándolos solos (bueno, con Gisela) frente al inminente peligro del Volcán de los Horrores. 

Los personajes son entonces acechados por un grupo de cabezudos. Para los que no sean de ahí, los cabezudos son un monstruo del folklore español que son básicamente un tipo de gnomo tamaño humano con una cabeza deforme y totalmente desproporcionada. Según la tradición, los cabezudos y los zaldikos (humanos con cabeza de caballo) son servidores de los gigantes. 

El caso es que Marcel carga impetuosamente contra unos cabezudos que se esconden tras unos arbustos, pero esto es una trampa. Los arbustos esconden también un foso al que el muchacho cae, mientras Brazos y Gisela son atrapados con lazos corredizos.

El foso al que ha caído Marcel comunica con una amplia caverna iluminada con antorchas en la que una joven ha sido atada a un poste, como ofrenda a lo que parece ser un dragón con dos cabezas picudas. Desde un palco de piedra, un grupo de cabezudos jalea al monstruo animándolo a zamparse a la joven. Con la velocidad y arrojo que le hicieron ganarse el apodo de Aguilucho, Marcel salta al centro de la caverna, libera a la joven, y se las apaña para matar al descomunal monstruo. Los cabezudos reaccionan disparando una lluvia de dardos envenenados sobre él y su nueva compañera, empleando largas cerbatanas de caña. 

A resguardo tras el cuerpo del monstruo, la joven explica a su salvador que ella convivía en el volcán junto a los cabezudos. Recientemente encontró un hombre joven y de buena planta desmayado en el interior del cráter, y estuvo cuidándolo en secreto durante algunos días. Puesto que la presencia de hombres está prohibida en el volcán, se la condenó a muerte tan pronto como se descubrió su falta.

En El misterio de los Batari (nº 12) Marcel se da cuenta que la joven (llamada Mirna) le está describiendo al príncipe Vinglio, a quien él está buscando. Los cabezudos Batari tratan de quemarlos vivos usando petróleo ardiendo, y al enfrentarse a ellos Marcel mata a unos cuantos, derrumbando el palco de piedra en el que se encuentran y precipitándolos a las llamas. Y lo que ocurre entonces hace que Mirna se decida a confesarle la verdad. Mientras las máscaras de cera de los Batari se derriten, revelando que en realidad todos los cabezudos son mujeres, Mirna le explica cómo se llegó a esa situación. 

Unos años atrás el pueblo en el que ellas vivían fue atacado por una tribu de bárbaros extranjeros. Las mujeres que lograron huir de ellos se escondieron en el volcán, donde una de ellas, la llamada Salamek, se proclamó a sí misma reina. Lo de extender el rumor de que el volcán estaba encantado y que todas ellas eran monstruos fue para mantener alejados a esos extranjeros. Pero con el tiempo esa medida adoptada como defensa hacia un hecho puntual se convirtió en su forma de vida, y su miedo hacia un grupo de hombres concreto se convirtió en odio hacia todos ellos.  Las mujeres se prohibieron a sí mismas abandonar el volcán y se castigaba a toda aquella que pretendiera volver a tener cualquier tipo de contacto con los hombres.

   

Marcel y Mirna abandonan la cámara del sacrificio y, vagando por los túneles, se encuentran con un extraño desfile. Salamek, sentada en un palanquín y con el rostro oculto bajo una máscara de cotorra, es llevada por sus seguidoras. Éstas aún no se han dado cuenta que simplemente se está aprovechando de su miedo para tenerlas a su servicio y vivir a su costa, como una especie de esclavas voluntarias. La procesión está acompañada por Brazos, Gisela y el príncipe Vinglio, que están siendo llevados maniatados a la cámara del sacrificio para que el dragón de dos cabezas (que aún no saben que ha muerto) se los coma también.   

Marcel aprovecha para dirigir a las mujeres disfrazadas de monstruos un discurso que les hace replantearse su autodestructiva ideología. Esto es en realidad una distracción para dar tiempo a Mirna a liberar a los demás, pero cala hondo en ellas, que estaban deseando abandonar esa secta que habían terminado creando casi sin darse cuenta. Marcel y sus amigos escapan mientras la chicas se rebelan contra su supuesta libertadora, que en realidad no es más que su verdadera esclavizadora. Rompen una tras otra sus máscaras de monstruo y acaban con ella, abandonando luego el volcán en busca de hombres con los que formar una familia y vivir una vida real. 

Antes de esto, sin embargo, Salamek aun tuvo tiempo de mover una palanca y liberar a una horda de alimañas por el corredor que estaban usando los intrusos para escapar, lo que nos lleva a…

Manada de alimañas (nº 13) en la que vemos la huida final de los personajes a través de los túneles, perseguidos por montones de lagartos, serpientes, arañas, escorpiones, ratas… ninguno de los cuales se atacan entre ellos y marchan todos juntos contra los humanos. Tras escapar de los bichos tienen que salvar un precipicio, cosa que logran aunando algunas de sus ropas para formar una cuerda. 

Aquí el entintador pinta al fin las piernas de Marcel del mismo color que sus ropas. Se supone que lleva en todo momento calzas cubriéndole las piernas, pero éstas casi siempre aparecen pintadas igual que su piel. En estas viñetas en las que el personaje aparece descamisado el entintador debió pensar que si lo pintaba entero del mismo color iba a parecer desnudo, así que por fin sus calzas adquieren el color que se supone que tienen. Esto no dura mucho, porque tan pronto como vuelve a cubrirse el torso, sus calzas vuelven a cambiar de color. Deben estar fabricadas con piel de camaleón, o algo así...

Tras salvar el obstáculo del precipicio y navegar por un rio en una barca que encuentran oportunamente en la orilla, llegan hasta el castillo del rey Visir. Marcel cae en la cuenta entonces que al haber rescatado al prometido de la mujer que ama, ha perdido también la oportunidad de cortejarla. Pero el príncipe Vinglio y Mirna se han enamorado mutuamente durante la convalecencia de éste y su huida del volcán. Vinglio renuncia a sus esponsales concertados con Gisela para casarse con la plebeya Mirna, dejando el camino libre a Marcel. 

Sin embargo, sigue habiendo un problema para la boda entre Marcel y Gisela. ¡Siempre ha de haber un problema más para mantener la historia en movimiento! Tanto Marcel como Gisela tienen aproximadamente doce años. Claro está que doce años en la Edad Media no implicaban lo mismo que hoy en día. La esperanza de vida en la Europa del siglo XIII rondaba los treintaicinco años, en promedio. Con doce años ya se había cumplido un tercio de esa esperanza de vida, y ya se era mentalmente adulto en ese duro entorno en el que se debía madurar a marchas forzadas… ¡mientras que hoy en día hay gente que no es mentalmente adulta ni con treinta!

Pero si bien doce años era una edad considerada adecuada para que una mujer se casara, era demasiado pronto para que lo hiciera un hombre, al que por el contrario se le exigían un mínimo de logros, experiencia y patrimonio. Marcel debe por tanto demostrar que es lo bastante hombre para casarse… y elije hacerlo marchándose a la próxima cruzada que se organice para tratar de liberar Tierra Santa. 

Y aquí es donde entroncamos con la siguiente aventura, y por tanto damos por finalizada esta. Continuaremos con La Secta Negra.  

El Aguilucho. 1959. Manuel Gago (guion y dibujo). Reeditado en 1981 por Editorial Valenciana S.A.

sábado, 30 de marzo de 2024

CHOMPY de Skylanders

 LA DESPENSA

Presentado por… el sr. Peppin.

¡Saludos, hambrientos y hambrientas!

Esta figura forma parte de una colección que se entregaba en 2014 con los menús infantiles de McDonalds. Representa a un chompy (que se podría traducir como masticador), el que quizá sea el enemigo más básico de la franquicia Skylanders

Los chompies son seres a medio camino entre lo animal y lo vegetal, que germinan a puñados en el interior de unas plantas con forma de vaina. Si la información que he encontrado en internet es correcta, han aparecido en todos los videojuegos de Skylanders hasta la fecha. No lo he podido comprobar personalmente porque no he jugado a ninguno 😅, solo colecciono las figuras. 

Los chompies se caracterizan por ser extremadamente tontos. Desde el momento en que germinan se limitan a moverse hacia el ser vivo mas cercano que no sea otro chompy o vaina, y tratar de acabar con él. Son fáciles de destruir y sus movimientos y reacciones tienden a ser tremendamente predecibles, pero brotan periódicamente de sus plantas hasta que éstas son destruidas. Son más una molestia que una amenaza, aunque hay muchas variantes de chompies y algunas pueden llegar a ser bastante peligrosas.

El que se ve aquí es el chompy verde, el tipo más común. Algunos pocos ejemplares de este tipo inyectan veneno al morder, otros alteran a los otros chompies a su alrededor volviéndolos más agresivos, y por lo general a todos se les da bastante bien excavar túneles. 

Mide 8 cm de altura. La figura no tiene articulaciones como tal, pero sí una característica de acción; unas ruedecillas situadas en los pies hacen que abra y cierre la boca cuando se lo desliza sobre una superficie plana.

Puede ver otras figuras de Skylanders pulsando aquí.

Chompy. Skylanders. Activison/McDonalds. Presentado en bolsita transparente. Sin puntos de  articulación + una acción. 2014. 

viernes, 29 de marzo de 2024

GON BAJA POR EL GRAN RIO y otras historias

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Gon es la obra más conocida de Masashi Tanaka. Se trata de un manga muy inusual, totalmente mudo, carente tanto de diálogos como de onomatopeyas y cuadros de texto narrativos. El protagonista y de hecho único personaje fijo, que da nombre a la colección, es Gon, un pequeño dinosaurio de una raza indeterminada, que parece un imposible cruce entre tiranosaurio y carnosaurio. La época y el lugar en el que vive no están claras, pues no hay más dinosaurios que él. Tampoco hay seres humanos, pero los otros animales con los que Gon se encuentra son representados con sus aspectos actuales, no los prehistóricos. 

En el mundo de Gon no hay tampoco ciudades ni estructuras artificiales en ruinas. Aparentemente es un dinosaurio, pero nada indica que viva en la prehistoria, ni tampoco en un futuro en el que los humanos han existido pero desaparecido. En sus aventuras interactúa con animales de hábitats muy concretos y geográficamente separados, como canguros, coalas, pingüinos, linces o avestruces, como si viajara de un continente a otro continuamente o estos estuviesen todavía (o de nuevo) unidos como en la Pangea. Es simplemente un mundo propio hecho a medida de la historia que se quiere contar.

Los mangas de Gon se caracterizan por tener un dibujo detallado y hermoso que nos muestra la naturaleza en toda su grandeza, pero también en toda su crudeza. Vemos a menudo a los animales matándose entre ellos y el mismo Gon es omnívoro, aunque parece preferir el pescado sobre otros tipos de carne. La muerte está presente y se la muestra sin ambages, así como también la vida se nos muestra majestuosa y desbordante pero siempre dura, como un desafío. El tratamiento de las historias puede ser dramático pero también humorístico, y a menudo las tramas en uno y otro sentido se alternan. 

Cada uno de los tomos de Gon que tenemos contiene varias historias sin conexión ni continuidad clara entre ellas. Las que incluye éste, el nº 3, son:    

Gon baja por el gran rio: Gon está cerca de la cima de una montaña, dentro de una pequeña oquedad. Cada pocos segundos, una gota de agua se filtra desde el techo. Gon se ha colocado bajo ese punto, con la boca abierta para recibir el lento goteo, y parece totalmente feliz con esto. De pronto el goteo cesa, y Gon, frustrado y enfurecido con la propia montaña, le da un tremendo cabezazo a la roca. La montaña se agrieta y un poderoso torrente de agua brota de esta, arrastrando a Gon y precipitándolo al suelo, cientos de metros más abajo. 

Afortunadamente, como veremos en otras situaciones, Gon parece ser indestructible. Se deja arrastrar por el agua, la cual termina por verterse en un rio. Flotando boca abajo por este, para ver el ir y venir de los animales del fondo, Gon se convierte en parte del ecosistema acuático. Y ésta es la otra característica notable de Gon, que es capaz de mimetizarse instantáneamente con cualquier animal con el que conviva, no solo adoptando sus costumbres sino siendo aceptado por estos como uno de ellos. 

Las aves del rio descansan sobre las plantas de sus pies, que emergen del agua como un tocón flotante. Devora peces y también es devorado por uno, aunque este no logra digerirlo. Más adelante el pez gigante que se lo tragó es a su vez devorado por pirañas, y Gon reaparece ileso entre sus restos… y empieza a comerse a las pirañas. Presencia la depredación mutua de los animales y cabalga la corriente a lomos de un siluro gigante. También se convierte en la improvisada pelota con la que juegan unos delfines, ya en la desembocadura del rio al mar, donde finalmente acompaña a un grupo de ballenas en su viaje.

Gon hecha fuego por los ojos: en la siguiente historia, vemos un lobo que lleva en la boca dos escuálidos pescaditos. Un par de cachorros le esperan impacientes. El lobo arroja los pescaditos a los cachorros y estos los devoran en unos instantes, pero siguen hambrientos y reclaman más. Consternado, el lobo abandona a sus cachorros nuevamente para ir en busca de más comida.

Prueba a cazar un coala, pero Gon resulta estar entre el grupo de koalas al que ataca y se lanza contra el lobo para protegerlos, aplastándolo. A continuación persigue a un canguro, pero cuando este se vuelve Gon está dentro de su bolsa, y aleja al lobo con uno de sus tremendos cabezazos. Su siguiente opción es un montón de erizos, bajo los cuales… sí, está Gon de nuevo, con todos los erizos durmiendo sobre él. Gon y los erizos se convierten en una espinosa bola que rueda sobre el lobo. Cuando intenta llevarse unos huevos de avestruz, una estampida de estos animales, encabezada por Gon, le pasa por encima. Desesperado, persigue a un ornitorrinco que se sumerge en un rio, y de este emergen medio centenar de cocodrilos abriendo las mandíbulas, con Gon entre ellos mostrando sus propias hileras de dientes afilados. Ya en franca retirada, el lobo vuelve cabizbajo cruzando el bosque, y se ve repentinamente rodeado por montones de animales herbívoros de distintas especies, liderados por Gon, que lo miran con severidad, como reprochándole que los lobos los empleen como alimento. 

El lobo regresa, derrotado, con sus cachorros. La mirada de hambre que estos le dirigen basta para que se de la vuelta otra vez para buscar comida, pero Gon y los animales del bosque lo han seguido. El lobo, famélico él mismo, se rinde al fin. Gon se marcha entonces y regresa con un pez gigante, que arroja frente a los cachorros. Pero cuando estos se disponen a comer, el lobo les detiene. Siempre ha sido cazador y no acepta ser alimentado con lo que otros quieran darle. Levantando orgulloso la cabeza y la cola, y seguido por sus cachorros que le imitan, el lobo se aleja dejando el pescado intacto, marchándose en busca de nuevos territorios de caza.

Gon va a buscar setas: es temporada de setas, y estas están brotando por todas partes. Junto a un grupo de habitantes del bosque, Gon vaga comiendo las setas que encuentran. Cada vez que se topan con un brote de setas se lanzan sobre ellas a devorarlas… y a continuación unos cuantos de ellos se derrumban intoxicados. El resto sigue, y la situación se repite una y otra vez, con el grupo cada vez más reducido. 

Al parecer las setas son deliciosas, porque cuando el grupo ha quedado reducido a un puñado de animales, los primeros en intoxicarse, ya recuperados, se les unen de nuevo para seguir comiendo setas… volviendo a caer intoxicados una y otra vez. El propio Gon sucumbe a las setas y se retuerce en el suelo un buen rato, pero tan pronto como se recupera se lanza otra vez a devorar setas. Algunas son alucinógenas y les provocan ataques de risa que los dejan sin respiración, otras les vuelven furiosos y les hacen pelearse entre ellos, una seta gigante esparce esporas a su alrrededor que les hacen estornudar… finalmente solo Gon y un mapache siguen con ganas de más setas. La última que devoran deja al mapache sufriendo una indigestión, y a Gon durmiendo plácidamente con la tripa llena. 

Gon lucha con sus hermanos: Gon se ha integrado ahora en una camada de lobos. La loba amamanta por igual a sus cuatro cachorros y a Gon. Mientras los cinco duermen, la loba va en busca de alimento y logra cazar a un alce. Cuando se dispone a comérselo aparece un enorme tigre que le arrebata la presa. A pesar de la gran diferencia de tamaño y fuerza, la loba planta cara al tigre.

El gran felino la mata sin dificultad y se marcha. Los cachorros y Gon, atraídos por los sonidos de la pelea no pueden más que asistir a los compases finales de ésta, contemplar el cuerpo inerte de la loba, y aullar tristemente al aire su pérdida.

Los cinco comienzan a rastrear al tigre, movidos únicamente por el deseo de venganza. Tras algún tiempo lo encuentran y se enfrentan a él, incluso logran herirlo, pero este es enorme comparado con Gon y los cachorros, y se retira tras matar a uno de ellos. Gon y los cachorros supervivientes repiten el aullido con el que se despidieron de su madre, ahora por su hermano. A pesar de esta nueva pérdida, los cachorros no cejan en su empeño de enfrentarse al tigre.

En un segundo encuentro los lobitos parecen haber desarrollado ya el instinto de cazar en manada, y se reparten para atacar al tigre desde todas direcciones, mordiendo sus patas y retirándose cuando el tigre reacciona para lanzarse a morderle en otro lugar. Gon le muerde los ojos, cegándolo, y el tigre corre a lo loco estrellándose con varios árboles, hasta caer por un precipicio. 

Tras algunas viñetas de transición en las que vemos a los lobos crecer hasta la edad adulta en compañía de Gon, los cuatro lanzan un ultimo aullido de despedida a su madre y hermano. Los animales del bosque se echan a temblar al escucharlo, puesto que ese aullido es también un aviso para ellos: los inocentes cachorros son ahora fieros depredadores a los que temer, como lo fue el tigre. Cada uno de los hermanos parte entonces en una dirección, ya listos para seguir haciendo su vida en solitario y formar sus propias manadas. Gon hace lo mismo y se aleja de ellos, en busca de nuevas aventuras.    

Gon. 1994. Masashi Tanaka (guion y dibujo). Publicado en 1999 por Ediciones La Cúpula.

miércoles, 27 de marzo de 2024

REDENCIÓN NO CONTESTA

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, luchadores del espacio.

Continuamos con la épica Saga de los Aznar que nos narra los continuos altibajos y vicisitudes espaciales de la humanidad a lo largo de los siglos. El título anterior terminó con el planeta Tierra convertido en inhabitable pocos meses después de haber sido al fin reconquistado. La flota no tiene más remedio que evacuar a toda la población al interior del autoplaneta Valera, y poner rumbo a la segunda (y en estos momentos única) cuna de la humanidad, el planeta Redención.

El regreso a Redención implica otros treinta años de viaje espacial. Los terrestres, bajo el dominio thorbod, habían quedado reducidos a tan solo mil millones de personas. El problema es que, a pesar de su enorme tamaño, Valera está diseñado para albergar y alimentar a una tripulación de únicamente cien millones, estando la mayor parte de su volumen dedicado a factorías, hangares de naves, motores, almacenes, etc. A los refugiados se les hace sitio donde se puede y se les alimenta a base de reducir a la mínima expresión las raciones de los soldados y el personal del Valera

Los refugiados, además, no tuvieron acceso a ningún tipo de escolarización ni formación siendo esclavos de los thorbod, por lo que son una ingente masa de brutos y analfabetos incapaces de ayudar en modo alguno a las labores de a bordo. Tampoco hacen el más mínimo intento por integrarse, al contrario, se comportan como si sus salvadores estuvieran en deuda con ellos y se dedican a vandalizar la propia nave, destrozando las instalaciones y derrochando los recursos que se ponen a su disposición, como una forma de protesta porque los alojamientos y alimentos que reciben no son de su agrado. Además se reproducen sin control, aun habiendo sido informados de las graves limitaciones de espacio, provisiones y energía a los que la tripulación está sometida por ellos. Los enfrentamientos entre los refugiados y la policía militar son constantes y el sentimiento general de los valeranos es de decepción e incluso rechazo hacia esos hermanos que tanto se esforzaron por salvar y acoger. 

Dadas las enormes distancias a cubrir, algunos de los tripulantes nacieron ya en Valera, durante el viaje de ida hacia la Tierra, y para ellos el autoplaneta no es solo un vehículo, sino que lo sienten como su hogar. Los nacidos en Redención tuvieron que dejar atrás a amigos y familiares al embarcarse, sabiendo que incluso en el caso de sobrevivir a la reconquista de la Tierra y al igualmente largo viaje de regreso nunca volverían a verlos. La situación en la que se encuentran es muy diferente a la alegría y el agradecimiento con el que redentores y valeranos esperaban verse recompensados por su sacrificio. 

La historia empieza realmente hacia el final de esas tres décadas de viaje. Fidel Aznar, ya un anciano, fue puesto en hibernación criogénica al inicio del mismo. No se esperaba que sobreviviera a los treinta años que lo separaban de Redención, y deseaba morir y ser enterrado en aquel mundo. Los protagonistas de esta etapa son el teniente Fernando Balmer y la capitana Leonor Aznar, que se llevan bastante mal debido a que con el tiempo se ha creado una tradición de desprecio entre las personas con estos dos apellidos. El apellido Balmer viene de Richard Balmer, uno de los amigos y compañeros de aventuras de Miguel Ángel Aznar de Soto, el “Aznar original” en lo que a esta saga se refiere. Con el paso del tiempo, la fama de los Aznar eclipsó la de los Balmer, y mucha gente considera que la primera de estas familias es la única que merece el mérito de haber encontrado Redención y construido el Valera. Eso ha creado esa tradicional rivalidad entre los portadores de ambos apellidos, que se traduce por una animadversión o ninguneo hacia los que pertenecen al otro linaje. 

Esto solo afecta muy levemente a Fernando Balmer, pero es un efecto muy acusado en Leonor Aznar, que además tiene al otro a sus órdenes, como uno de los oficiales de su escuadrón. Fernando ha sido hasta hace poco policía militar. Harto de enfrentarse casi a diario con los refugiados y ante la proximidad del fin del viaje, trató de alistarse en la Armada. No pasó el exigente listón de la flota, por lo que ha terminado uniéndose al más asequible ejército de tierra y formando parte del grupo de mando de una División Autómata.  

Tan pronto como el Valera tiene a Redención al alcance de sus equipos trata de establecer comunicación con el planeta, sin resultado. Esto, al principio, aunque supone otra pequeña decepción tampoco preocupa en exceso. Debido al paso del tiempo relativo en los diferentes mundos, lo que para los valeranos han sido sesenta años entre ida y vuelta, para los habitantes de Redención han supuesto cerca de catorce siglos. Todo eso ya estaba previsto cuando Valera zarpó de Redención y se pactaron instrucciones al respecto, pero en mil cuatrocientos años pueden pasar muchas cosas. Todos los que vieron partir al Valera hace mucho que han muerto, y los archivos y conocimientos al respecto pueden haberse perdido o tergiversado. Es posible que en Redención no esperen el regreso del Valera hasta dentro de mucho, o que lo esperasen para hace mucho y ya no cuenten con él. Es posible que los hayan olvidado o que la historia se haya convertido en leyenda, como les ocurrió a los terrestres que vieron partir al Rayo. Y cabe la posibilidad que, al haberse desarrollado los equipos de comunicación de forma diferente, los de Valera y los de Redención hayan llegado a ser incompatibles y simplemente no se reciban unos a otros. 

El Valera sigue acercándose a Redención a lo largo de varios días más, durante los cuales no deja de transmitir señales de radio y video, sin obtener respuesta. Finalmente, ya a distancia de observación, el Valera se encuentra con un mundo cubierto de ciudades en ruinas, invadidas por la vegetación, abandonadas desde hace siglos. Leonor Aznar y su equipo están entre las tropas de desembarco que son enviadas a investigar la superficie enfundadas en armaduras de combate. Encuentran unos pocos humanos, pero estos se han asalvajado hasta un nivel de desarrollo similar a la edad de piedra. Son prácticamente trogloditas que viven en antiguos túneles subterráneos que emplean a modo de cuevas. Tras capturar a varios de ellos descubren que a todos les ha sido cortada la lengua. También son atacados por un grupo de hombres de silicio (los aparecidos en El reino de las tinieblas) que están equipados con mochilas propulsoras y pistolas de fabricación propia pero que imitan claramente los modelos humanos. Parece evidente que la civilización de los hombres de silicio no estaba tan acabada como los redentores pensaban. 

En algún momento tras la partida hacia la Tierra del Valera y la mayor parte de las fuerzas armadas, los hombres de silicio se reorganizaron y tomaron por asalto el mundo de la superficie. La ciudad subterránea que los valeranos destruyeron pensando que era la única cuando se asentaron en Redención resultó ser solo una minúscula parte de un extenso reino cuyas galerías se extienden por todo el interior del planeta. En la superficie encuentran indicios de una lucha que debió prolongarse durante generaciones, con los humanos tratando de tapiar los túneles naturales que comunicaban la superficie con el subsuelo, y los hombres de silicio volando estas barricadas una y otra vez.   

Se alistan varios comandos de tropas con armaduras de combate y mochilas propulsoras para explorar de nuevo el mundo subterráneo. Estos confirman que los hombres de silicio no solo se han repuesto sino que han prosperado desde la partida del Valera. Tras el saqueo del mundo de la superficie arramblaron con toda la tecnología humana que encontraron y la replicaron, adaptando armas y vehículos para usarlos con su peculiar anatomía. Los hombres de silicio disponen ahora de armas de fuego, explosivos con carga atómica y vehículos voladores. Los primeros comandos que se adentran en los túneles, entre los que se encuentra el de Leonor y Fernando son emboscados y masacrados. Estos primeros grupos están compuestos solo por humanos, sin tropas autómatas, que son mejores en combates abiertos pero pésimos en labores de espionaje e infiltración. 

Tras varias escaramuzas Leonor y Fernando terminan formando parte de un pequeño grupo de supervivientes que logran reunirse tras la matanza de sus respectivos comandos. Vagando al azar por el reino subterráneo de los hombres de silicio mientras buscan una salida hacia la superficie, son capturados y torturados por estos seres. Fernando logra arrebatarle una pistola a uno de sus captores y empieza a disparar balas explosivas de carga atómica contra ellos. La carga atómica de las balas es microscópica, pero en las estrecheces de la sala donde les están interrogando y sin la protección de sus armaduras, basta para envenenar con altas dosis de radiación a todos los presentes. Esto no le importa a Fernando porque no cuenta con salir vivo de esa situación, de todos modos. Su intención al arrebatarle el arma al guardia era usarla para matar a todos sus compañeros y luego suicidarse, evitando así que les lleguen a sacar alguna información al torturarlos. Sin embargo, una vez los hombres de silicio han sido volados en pedazos o inmovilizados por los otros prisioneros, se da cuenta que no puede matar a Leonor. 

Sí, bueno… tenemos suficiente experiencia en bolsilibros como para saber que esto iba a pasar con casi toda probabilidad. Fernando se nos ha enamorado de Leonor, a pesar de la tradicional rivalidad entre sus familias. Tampoco puede matar al resto ni suicidarse, porque quiere poner a salvo a Leonor y llevarla hasta el Valera, donde los médicos podrán eliminar la radiación de su cuerpo. Organiza rápidamente una fuga empleando una de las naves de los hombres de silicio. Estas son recreaciones de las humanas, adaptadas a su tamaño y particularidades físicas, y Fernando estudió el manejo de modelos muy similares en sus ocho meses de entrenamiento para entrar en la Armada, así que se apaña para manejarla. 

La radiación recibida va carcomiendo sus fuerzas y las de Leonor mientras conduce la nave a toda velocidad a lo largo de las amplias galerías, hacia el mundo de la superficie. El resto de soldados no quedaron expuestos a la radiación porque sus captores no les habían quitado todavía las armaduras cuando Fernando empezó a disparar balas atómicas como loco. 

A pesar de tener los minutos contados, Fernando detiene la nave al encontrar una bomba situada en medio de la galería principal. Los hombres de silicio la han colocado allí para derrumbar todo ese sistema de túneles sobre el ejército de tanques y autómatas redentores, que ya avanzan masivamente por él. Los soldados se adentran en la bomba, pues esta es tan grande que para poder desactivarla se abren paso por su interior cortando cables a machetazos como si se tratasen de lianas en una selva. Fernando, ya cegado y delirando por la radiación recibida se desmaya durante la desactivación de la bomba… para despertar en la enfermería del Valera, donde se le informa que Leonor está ya recuperada y esperando impaciente que él también se recupere para poder casarse. Tener la certeza de que alguien está dispuesto a jugarse su vida por salvar la tuya suele ser un buen indicativo de que será una pareja adecuada. 

Y aquí los dejamos por ahora, con las tropas autómatas valeranas entrando en masa en el reino de las tinieblas, rumbo a una incierta pero sin duda dura batalla. 

¡Próximamente en sus kioscos, Mando siniestro!

Redención no contesta. 1974 (reescritura del texto original de 1954). George H. White [Pascual Eguídanos]. La saga de los Aznar nº 12. Editorial Valenciana S. A. 

martes, 26 de marzo de 2024

LAND OF DOOM

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                      ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

Presentado por... Pecky.
 

¡Saludos, amigos cinéfagos!

¡Vamos con otra película post apocalíptica estilo Mad Max! ¡Nunca se tienen suficientes películas post apocalípticas! La de hoy es Land of Doom, que vendría a ser Tierra de perdición (no de destrucción, como indica la carátula). Estéticamente, parece más cercana a El Puño de la Estrella del Norte que a la propia Mad Max.

Tras la consabida guerra atómica iniciada por bandos y motivos indeterminados, el mundo es un caótico erial donde algunos tratan de sobrevivir en productivas comunidades mientras que otros forman bandas para saquearlas. Una de esas comunidades acaba de ser arrasada en plena noche por una banda de moteros. La única superviviente es Armony, una dura moza que logra escapar de los salvajes. 

Deambulando al azar se topa con Anderson, un hombre malherido que parece estar también huyendo de alguien. En realidad el problema de Armony y Anderson es el mismo. En un encuentro anterior sobre el que no se nos dan más detalles, Anderson le quemó el rostro a Slater, que es a su vez el líder de la banda de saqueadores. Anderson está hora buscando un lugar, quizá real o quizá mítico, al que llaman el Lago Azul. Se supone que es una comunidad próspera y segura, bien organizada, que se mantiene a salvo de los saqueadores. Armony y Anderson se unen entonces para tratar de encontrar ese lugar. 

Armony es buena chica pero un poco bipolar: no tolera que Anderson la roce siquiera (llegando a amenazarle con matarle si lo hace) pero al mismo tiempo ella sí se agarra a él cuando le viene en gana y hay un momento en el que encuentra divertido darle de pronto un empujón y tirarlo al suelo porque sí mientras se ríe.

La mayor parte de la película es su deambular por ese mundo devastado. Se topan primero con una procesión de apestados, que a modo de los leprosos de la Edad Media vagan de un lado a otro en largas columnas, ondeando banderas de advertencia para mantener alejados a aquellos con los que se crucen. Luego un buen samaritano los acoge en su casa y les da de comer. Parece un poco loco, pero ¿Quién no estaría un poco loco en un mundo como ese? Cuando descubren que es un caníbal que quiere añadirlos a su magra despensa, Anderson ya ha engullido un par de cucharadas de su fétido estofado. Tras librase del chef los asaltan un grupo de bandidos harapientos… en fin, situaciones típicas de este tipo de entornos.  

A trompicones logran llegar hasta otro poblado que está siendo atacado en ese momento por la banda de Slater. Como tuvieron que abandonar su moto por falta de combustible, aprovechan la confusión de la batalla para entrar en el poblado y robar una. Uno de los saqueadores los ve alejarse en la moto y varios de ellos se lanzan a perseguirlos por el páramo. 

Por suerte, los que van tras ellos deben ser los mas torpes de todos. Uno se cae de su moto tratando de subir una escasamente inclinada cuesta, otro se despeña por un barranco por no mirar por donde va, y los dos siguientes son derrotados con una facilidad pasmosa. De ser toda la banda como estos, no supondrían un peligro para ninguna comunidad mínimamente organizada. 

A partir de aquí la película se vuelve un poco rara. Anderson y Armony rescatan de unos perros salvajes a Orlando, un tipo estrafalario que recuerda un tanto al piloto del girocoptero de Mad Max 2… solo que por motivos de presupuesto, éste viaja en bicicleta en lugar de girocoptero. Lleva consigo una perrita llamada Genoveva y un banjo, y se dedica a seguirlos de lejos con la bicicleta hasta que son capturados por la banda de Slater. 

Siguiendo al grupo de saqueadores a ver dónde se los llevan, Orlando cae por un túnel hasta lo que parece ser la ciudad subterránea de unos seres bajitos y encapuchados que no solo son idénticos en aspecto a los jawas de Star Wars, sino que cuchichean igual que ellos. Por algún motivo estos proveen a Orlando de varias armas de fuego y un lanzallamas, y le muestran un pasaje secreto que comunica su ciudad con el salón del trono de la guarida de Slater.

Orlando irrumpe entonces en medio de todo repartiendo tiros y llamaradas, rescatando a Anderson y Armony, y se retiran por el pasaje secreto. Los muy cenutrios lo dejan abierto, vendiendo completamente a los pobres jawas, que enseguida se ven con su hogar lleno de saqueadores. A esto sigue un combate sin mucho sentido en el que entre los tres logran escapar de la guarida de Slater tras matar algunos de sus hombres y quemar sus depósitos de combustible. Los jawas provocan un derrumbamiento que sepulta a varios de los perseguidores, Slater incluido, y Anderson incendia un vehículo en medio de un puente de piedra tras cruzarlo, cortando el camino al resto de perseguidores. 

Orlando se despide de ellos porque quiere quedarse a vivir con los jawas… y un segundo después cuando ve el brazo de Slater aparecer de debajo de unos escombros (indicando que sigue vivo) se lo piensa mejor y abandona a los jawas volviendo corriendo con los otros dos. Esta escena, tal como está hecha, pretende ser un broche final cómico, pero resulta bastante ridículo. Y es una lástima, porque algunas de las escenas de combate que vemos justo antes de eso no están mal.

Es posible que este final, en el que no encuentran su ansiado Lago Azul y tampoco se libran definitivamente de Slater se hiciera así por si se terciaba hacer una continuación. Que yo sepa no la hay. Y tampoco me extraña mucho que no la haya. En mi humilde opinión le falta un final más redondo... y le sobran los jawas😅

Puedes ver otra película de éste estilo pulsando aquí.

Land of Doom. 1986. Peter Kotis, Kraig Rand (guion) Peter Maris (director) Deborah Rennard (actriz principal) Garrick Dowhen, Daniel Radell, Akut Duz (actores principales) Maris Entertainment Corporation. Editada en DVD en 2016 por La Casa del Cine para Todos.

lunes, 25 de marzo de 2024

LOS MONSTRUOS DE HIELO

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                        ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                             

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, frioleros lectores.

Parecía que la primavera ya se había asentado definitivamente por aquí cuando de pronto el termómetro ha bajado un par de grados de golpe, nos ha empezado a caer encima un lluvia gélida, los gatos se han arrebujado en sus mantitas y han reducido en un 10% su actividad, y yo he aprovechado para buscar algo adecuado que leer para la ocasión.

Mi primera experiencia con los libros de FantasVille fue bastante mala, pero desde que leí ese primer ejemplar ha terminado en mis manos un lote baratito de segunda mano y he querido darles otra oportunidad. La idea base de la colección, si bien bastante simple, me gusta. Es la misma de la serie Gravity Falls; un pueblecito algo aislado y sin relevancia en donde por una serie de circunstancias puede pasar prácticamente de todo, desde apariciones de fantasmas a visitas de alienígenas, habiéndose normalizado hasta tal punto ese tipo de cosas que la gente ya las ve como parte de su día a día. Gravity Falls lo hizo bastante bien. FantasVille en cambio… 

En esta historia estamos en verano. Una ola de frio ha caído repentinamente sobre el pueblo, hasta el punto de cubrir el exterior de las casas con una fina capa de escarcha. Apenas hace dos semanas que los chavales del pueblo se libraron de la última invasión extraterrestre, así que el asunto del intenso frío fuera de época no les impresiona demasiado. Adam y su pandilla salen a pasear con sus bicicletas por las afueras del pueblo. Entre los árboles encuentran unos grandes rectángulos de hielo en cuyo interior se distinguen unas formas humanoides borrosas, como si se tratara de ataúdes. Tras meditarlo un poco, hacen lo que haría cualquier persona normal el su situación… encender una hoguera para derretir uno, a ver qué pasa. 

El ataúd de hielo resulta contener a un ser de apariencia humana, mortalmente pálido, y vestido con un ajustado mono azul. No tiene líneas en la palma de la mano, ni huellas dactilares, toda la esfera ocular es completamente azul, y apesta a amoníaco. Y está vivo, claro. Agarra a uno de los chavales por un tobillo y empieza a congelarlo. Los otros intentan que lo suelte atacándole con ramas encendidas de la hoguera, pero el monstruo fija su mirada en una de las chicas y empieza a congelarla a distancia. Dándose cuenta que es demasiado enemigo para ellos, el resto huyen en desbandada al pueblo mientras el extraño ser se pierde en el bosque llevándose al chaval que ha atrapado. 

De vuelta al pueblo, la primera persona a la que le cuentan la sucedido (Bum, el vagabundo) les explica, así como si tal cosa, que el lugar sobre el que se alza FantasVille es todo lo que queda (sobre las olas, al menos) de Lemuria. En un pasado remoto las islas de Lemuria y la Atlántida lucharon usando tecnología que les había sido entregada por diversas razas alienígenas, y para resumirlo, ambas terminaron estallando en pedazos. Uno de los pedazos de Lemuria, propulsado por los aires a cientos de kilómetros, terminó incrustándose en lo que actualmente es la costa este de Estado Unidos, y es precisamente donde se alza FantasVille. Antes de eso los habitantes de Lemuria habían sido transformados por sus aliados alienígenas en los monstruos de hielo, para alcanzar con ello algún tipo de inmortalidad. Los que escaparon a tiempo de la destrucción de su isla se marcharon al Polo Norte. Y aparentemente ahora han regresado para reclamar como suyo las únicas tierras lemurianas que quedan, que no son otra cosa que el pueblo y sus alrededores. 

Bueno… Me vale. He leído explicaciones más rebuscadas.

Una vez aclarado el origen y naturaleza de los monstruos, pasamos a la fase de acabar con ellos. Los niños se van a visitar al sr. Patton, el dueño de la tienda de armas, que a pesar que son solo un puñado de niños, les provee de lanzallamas, lanzagranadas y fusiles de asalto M-16. A todo esto las calles del pueblo se están llenando de hombres y mujeres de hielo, porque además de los monstruos originales, aquellos humanos a los que estos congelan se convierten en seres como ellos. 

A pesar de su armamento los chavales no parecen ser capaz de detener a los monstruos, así que se suben a una azotea y huyen del pueblo gracias a dos globos aerostáticos que tenían a mano, que desembalan, montan y llenan de aire caliente en un tiempo récord. De este modo, tras derretir y hacer estallar a unos cuantos de estos humanoides congelados, sobrevuelan la región viendo como el resto se va apoderando de ella. 

Al cruzar sobre el castillo de una bruja que hay cerca del pueblo (¿un castillo medieval en América?) tienen una idea. La bruja fue famosa en la región por cometer la terrible maldad de hacer varios pozos petrolíferos en la zona. Y si, bueno, algún que otro detallito, como asesinar cientos de niños, pero lo que al parecer la clasifica realmente como malvada es ser una despreciable capitalista que tuvo la osadía de industrializar y enriquecer la región. De hecho, los pozos petrolíferos aún están en activo tras su fallecimiento, y el grupo de Adam decide aprovecharlos. Descienden a tierra y, aprovechando que también tienen a mano una furgoneta que a sus doce años saben puentear y conducir, dinamita y herramientas, van hacia los oleoductos y los vuelan por los aires. Una gigantesca marea negra se extiende por todas partes (pero sin llegar al pueblo) y los chavales le prenden fuego con los lanzallamas. La oleada de calor que esto provoca derrite a los seres de hielo originales y devuelve a la normalidad a los transformados recientes, incluido al amigo al que perdieron al inicio, que ya se había convertido en uno de ellos. 

Y así es como un puñado de menores de edad, gracias al uso inconsciente de armas de guerra, la conducción sin carnet de un vehículo robado, la destrucción de oleoductos y el provocar un incendio forestal masivo y una catástrofe ecológica, logra salvar el pueblo... aunque ahora que lo pienso, dicho así no suena tan bien.  

No voy a detallar todos los fallos que le encuentro a plantear de este modo un libro cuyo público objetivo es el infantil. Sería repetir casi punto por punto lo que comenté del anterior libro reseñado de FantasVille

Solo añadiré que después de leérmelo entero, puedo decir sin vacilar que lo mejor del libro… es la portada. Esta nos muestra a un niño encerrado en su casa viendo como hay un ser de hielo en el exterior, tan cerca que está congelándolo todo… y en lugar de destrozar la puerta, el monstruo llama educadamente al timbre. Quien fuera que hizo esta ilustración (no está acreditado) es un genio.  

Puedes ver una reseña sobre ese otro libro comentado de esta colección pulsando aquí, o dar un repaso general a todas las obras comentadas de Stine y sus imitadores autores similares pulsando aquí

The Cold People. 1996. Christopher Pike. FantasVille nº 5. Publicado en 1997 por Ediciones B.  

sábado, 23 de marzo de 2024

EL ARTE MÁS ÍNTIMO

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                ¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Este es el libro que tenía planeado reseñar el año pasado como parte del Reto Literario 2023, para cubrir el punto “un libro de temática LGBT”. Por una serie de imprevistos tuvimos que ir dejando pasar el reto para dedicar más tiempo a otras cosas y terminamos por abandonarlo, pero vamos a ir reseñando este año los libros que nos quedaron pendientes. 

La autora de El arte más íntimo es la escritora, cocinera y bailarina de striptease (curiosa combinación de aptitudes) Poppy Z. Brite. La presento con este nombre porque era el que tenía cuando lo escribió. Actualmente se autopercibe como un hombre trans gay, así que es un libro con protagonistas LGBT escrito por una autora LGBT, por lo que creo que encaja bien en el punto. Es una historia de ficción, pero parece parcialmente inspirada en la vida de Jeffrey Dahmer, un homosexual que asesinaba y se comía (y no con los ojos, precisamente) a otros homosexuales. Tenía intención de comentarlo entre los libros de febrero del año pasado, pero después de leerlo casi entero lo extravié y lo he encontrado hace poco. Me ha tocado volver a leerlo todo para tenerlo realmente fresco antes de comentarlo. Estaréis de acuerdo conmigo que en un libro que toca el tema del canibalismo, cuanto más fresco mejor. 

Los protagonistas, más o menos a partes iguales, son Andrew Compton y Jay Byrne. Ambos son asesinos y ambos son homosexuales, pero ahí terminan sus similitudes. El primero, de métodos más brutales, está encerrado en prisión por sus delitos. Su modus operandi es sencillo: quedar con otros homosexuales, acostarse con ellos y luego matarlos a navajazos para robarles el dinero que lleven encima, como un extra. El segundo, más refinado, vive en un barrio gay de clase alta donde se dedica no solo a torturar y matar a sus amantes, sino también a comérselos elaborando con ellos platos refinados. 

Andrew logra escapar de la prisión cuando en un examen médico comprueban que tiene SIDA. La historia fue escrita y tiene lugar en los años 90, cuando el mayor número de víctimas de esta enfermedad se daba entre los homosexuales debido a que, al no existir la posibilidad de embarazarse entre ellos, eran mucho menos dados que los heterosexuales a emplear preservativos, y las enfermedades venéreas se extendían entre su colectivo con mucha más facilidad. 

Como esta enfermedad era todavía bastante desconocida, rodeada de más superstición y teorías que de datos reales, el saber que Andrew la tiene hace que los funcionarios de la prisión sean más renuentes a manipular su cadáver cuando este muere. Su cuerpo es metido en una bolsa para cadáveres casi sin examinarlo o manipularlo por temor al contagio, y enviado a un hospital para que se deshagan de él como convenga. 

El problema es que Andrew no está muerto. Ha fingido estarlo dando por supuesto que el miedo al SIDA haría que los guardias y los médicos de la prisión harían lo posible por no tocarlo, por la posibilidad de contagio. La justificación de esto se trabaja mucho pero no me resulta muy verosímil. La autora nos cuenta que, desde que era un niño, Andrew había entrenado su cuerpo para ralentizar voluntariamente sus pulsaciones y rebajar su temperatura corporal, hasta tal grado de perfeccionamiento que no era posible determinar si estaba vivo o muerto sin realizarle una autopsia. Y bueno… si no se le ocurrió otra forma de sacarlo de la cárcel, lo dejaremos así, pero no me parece para nada creíble. El caso es que lo dan oficialmente por muerto, y cuando se escapa de la ambulancia a medio camino hacia el hospital dan por supuesto que su cadáver lo ha robado algún fetichista de los psicópatas. 

Deambulando por la ciudad de Nueva Orleans, Andrew conoce a Jay. Andrew, mayor y de carácter más fuerte que Jay, ve a este como un pimpollo al que no le costará mucho seducir para llevárselo al catre, y luego matarlo y robarle. Por su parte, Jay ve en Andrew una pieza de carne menos tierna de lo que está acostumbrado a comer, y que precisamente por eso puede ser una experiencia interesante. Desgraciadamente para el mundo, estos dos psicópatas no llegan a matarse entre ellos, sino que se asocian. Cada uno de ellos percibe que el otro es un depredador sexual al igual que él, y empiezan a colaborar. Jay enseña a Andrew el nuevo placer de comerse a la gente, y este entra al juego sin pensárselo demasiado. De ahí, la autora pasa a describirnos algunas de sus tropelías.

Hay otro punto clave de la historia que me parece tan inconsistente como la fuga de Andrew de la prisión. Ocurre cuando él y Jay están torturando a Tran, un joven al que han engañado para llevarlo a casa del segundo. El chaval consigue escapárseles y deambula por el Barrio Francés de Nueva Orleans desnudo y desangrándose, porque Jay le ha sodomizado con un destornillador. Tran es encontrado por Jay y un par de policías casi al mismo tiempo. Jay ofrece cincuenta dólares a cada policía a cambio de que hagan la vista gorda, y estos aceptan. Cincuenta dólares tenían más poder adquisitivo en la década de los 90 que actualmente, cierto, pero la diferencia no era tanta como para dejar pasar algo como eso. Supón que eres un policía asignado a patrullar por un barrio rico, respetable y poco conflictivo, un puesto envidiable dentro de la profesión, y llega hasta ti un chico desnudo con una terrible hemorragia, llorando y pidiéndote ayuda. Y corriendo tras este aparece otro tipo, te da un billete de cincuenta dólares y te dice “Yo me encargo de esto, agente, aquí no ha pasado nada” ¿Y lo aceptas sin más? Quizá un policía de cada diez mil en esa situación lo haría, pero dos a la vez, y con esa naturalidad, y en una calle donde presumiblemente la fachada de cada casa cuente con una cámara de seguridad, y jugándose el mejor puesto al que podrán aspirar en sus vidas, y con la posibilidad de ir a prisión… ¿a cambio de solo cincuenta dólares? Me extrañaría muchísimo. Ya que la novela pretende ser realista, que lo sea en todo. 

El caso es que Jay se lleva de vuelta a su casa a Tran, que está demasiado debilitado, dolorido y aturdido por el shock hipovolémico como para resistirse. Allí él y Andrew proceden a torturarlo y violarlo mientras se burlan de él. Todo esto está contado con un extremo detalle, recreándose en el sufrimiento del muchacho.

Luke, un antiguo novio de Tran, ve de casualidad como Jay se lo compra a los policías por cien pavos y trata de impedirlo. Los policías retienen un rato a Luke para que no arme jaleo, pero este sabe la dirección de Jay porque es un personaje bastante conocido dentro del mundillo gay de la ciudad. Tan pronto como lo sueltan corre hasta la casa y logra colarse en ésta con la intención de rescatar a Tran. 

Cuando encuentra a su antiguo amor este ya está agonizando, casi abierto en canal sobre una mesa. Jay y Andrew han empezado a comérselo crudo incluso antes de que este muriera. Loco de dolor, Luke se lanza contra Jay y le abre la garganta con una navaja que siempre lleva con él, dándole una muerte bien merecida pero demasiado rápida para todo el dolor que causó a otros. Luego se encara con Andrew, que se arma con un cuchillo de carnicero que tenían preparado entre los instrumentos de tortura. Pero ambos tienen el SIDA, reconocen sus síntomas en el otro, y deciden no enfrentarse. Porque saben que la muerte que les aguarda (en los 90 los tratamientos paliativos de esta enfermedad eran todavía muy básicos) será peor que la que puedan darse entre ellos a base de cuchillazos. 

Luke simplemente se marcha. Andrew aprovecha que se ha quedado solo para violar el cadáver de Jay y comerse algunos trozos. Luego toma un tren a otra ciudad, a seguir con lo suyo. Un epilogo nos describe la lenta putrefacción y agusanamiento de los cuerpos de Tran y Jay en la habitación donde son abandonados, como si se tratara de algo bonito y un final casi envidiable.

Vamos por partes. Es un libro que no me ha gustado. Lo compré en un mercadillo porque había oído hablar muy bien de la autora, y el tema de los psicópatas siempre me ha gustado. Y siendo totalmente sincero, debo reconocer que está excelentemente escrito. La prosa es exquisita, las sensaciones que provoca son arrolladoras, no hay autocensura ninguna y las descripciones de lo que le hacen a la gente son lo más crudas y explicitas posibles. En ese sentido es un gran libro… pero tiene lo que considero un error de concepto que no puedo dejar sin comentar. Y es que la forma de vida del par de psicópatas protagonistas y lo que le hacen a sus víctimas se nos presenta idealizada, como algo hermoso. Es la clásica gilipollez de mostrar a criminales como gente "incomprendida y marginada por la sociedad, solo por tener gustos diferentes al resto". Y este es un discursito que por desgracia se ha ido volviendo cada vez más común con el paso de los años. 

Y naturalmente que un autor de narrativa, como es este caso, debe poder escribir sobre lo que quiera. Pero enfocar actos no ya tan solo ilegales sino aberrantes como la violación, la tortura, el asesinato y el canibalismo como otra forma de amor, como algo bonito en el marco de una historia totalmente realista, es algo que simplemente no me gusta. He leído cosas peores en los comics de Necrón ya reseñados, por ejemplo, pero ahí están en el marco de una historia claramente ficticia, exagerada, paródica, y presentándolo como algo horrible. En cambio, en este caso, la autora parece estar embelleciendo este tipo de comportamientos. 

No tengo nada en contra de las historias de psicópatas, repito. El de “psicópata sobrenatural” es en realidad uno de mis géneros cinematográficos preferidos. Pero en una historia de corte realista, deberíamos ser realistas también poniendo a este tipo de personajes en su lugar, en este caso, el de enemigos a abatir y no en el de protagonistas a comprender y casi admirar.

Puedes dar un vistazo a los otros títulos del Reto Literario 2023 pulsando aquí

Exquisite Corpse. 1996. Poppy Z. Brite (texto) Jeff K. Potter (portada). Publicado en 1998 por Grijalbo / Mondadori.