EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡Hola, amigos cinéfagos!
Esta es una película basada en el juego de rol Mutant Chronicles, en el cual se basa también el juego de cartas Doomtrooper. Se estrenó en 2009 y no tuvo apenas repercusión, pasando casi desapercibida. También es cierto que no se le hizo publicidad. La edición española en DVD era incluso penosa: la carátula tenía unos colores tan tenues que parecía una fotocopia casera, y la sinopsis de la parte posterior estaba plagada de errores, explicándolo todo al revés.
Contó con buenos actores, como Ron Perlman (en un papel principal) y Jhon Malkovich (en uno secundario) entre ellos. Es una película de acción bastante correcta y bien ambientada, pero tuvo un presupuesto bajo para lo que pretendía mostrar. Los efectos especiales se resintieron mucho por esto y algunos son realmente penosos.
Cosas ya tan habituales y sencillas de hacer con medios tradicionales, como sangre manando de las heridas, o el disparo de las armas de fuego, se hicieron con efectos por ordenador muy básicos, que rompen la concentración del espectador, recordándonos continuamente que estamos viendo una película e impidiendo que nos sumerjamos plenamente en ella.
La historia que nos cuenta es una versión muy simplificada de la del juego de rol. El mundo está gobernado por cuatro corporaciones comerciales que han sustituido a los países. Las personas nacen ya como trabajadores de la corporación que controla su territorio, producen y consumen sus productos, y le profesan una lealtad patriótica. Estas corporaciones combaten abiertamente entre ellas para arrebatarse territorios y los recursos que estos puedan contener, dando un sentido nuevo a la “guerra comercial”.
Durante una batalla campal entre dos corporaciones, un proyectil de artillería destruye un gran sello de piedra que había permanecido enterrado diez mil años. La rotura del sello pone en marcha La Máquina, un antiquísimo ingenio alienígena que se estrelló en La Tierra durante la Era Glacial, y libera a un grupo de necromutantes que aguardaban junto a ella. Estos seres son humanos modificados para convertirlos en insensibles bestias de combate. Los necromutantes se extienden rápidamente por el campo de batalla masacrando a los soldados de ambos bandos. La función de La Máquina es crear más necromutantes. Literalmente, es una fábrica automatizada de tropas, que produce un necromutante por cada cuerpo humanoide que se le proporciona, ya esté vivo o muerto.
Los necromutantes “nacen” ya condicionados para arrastrar los cuerpos de aquellos a los que matan hasta La Máquina, y tienen una fuerza y resistencia físicas totalmente desproporcionadas. El número de estos seres crece de forma imparable a medida que los primeros grupos toman ciudades enteras y llevan los cuerpos de sus habitantes hasta La Máquina. Los necromutantes conservan inteligencia suficiente para pilotar naves y extenderse de un continente a otro, y llega un punto en que la humanidad da la Tierra por perdida.
Los pocos afortunados que tienen los medios para huir a las colonias de los otros mundos del Sistema Solar evacuan la Tierra, y los que no tienen más remedio que quedarse caen en el pánico. Un sacerdote decide llevar a cabo un último intento de salvar a la humanidad, basándose en viejas leyendas recogidas en un libro manuscrito conocido como Las Crónicas. Este libro narra una anterior activación de La Máquina, diez mil años atrás, y habla de un héroe que se alzó entre las atemorizadas tribus primitivas para unirlas y enfrentarse a los necromutantes. Emulando la leyenda, el sacerdote reúne a un pequeño grupo de soldados para guiarlos hasta el mismo epicentro de la plaga que está consumiendo al mundo, y tratar de destruir La Máquina. Su orden atesora un antiguo artefacto, legado por el héroe que describen Las Crónicas. No saben a ciencia cierta que es ese artefacto, pero este parece preparado para acoplarse a La Máquina y tiene una pieza similar a un detonador. Confían en que se trate de algún tipo de explosivo alienígena capaz de destruirla.
La misión es prácticamente un suicidio, así que el sacerdote convence a los soldados pagándoles con Billetes Extraplanetarios; los escasos pases que permiten ocupar una plaza en los vuelos a las colonias del Sistema Solar. Estos billetes no son para ellos, puesto que probablemente no regresarán de la misión, sino para que los entreguen a sus seres queridos.
A mí, que siempre he valorado mucho más la historia contada que los efectos especiales o que los actores sean conocidos, la película me gusta mucho. Puede que en realidad no sea más que la típica película bélica en la que un comando es enviado tras las líneas enemigas a sabotear una instalación, pero tiene un fondo trágico y épico muy disfrutable, y no hincha (no demasiado) el metraje a base de diálogos sin sentido o escenas innecesarias.
La ambientación resulta extraña al principio: una sociedad futurista pero recesiva, cuyo aspecto recuerda en casi todo (ejércitos, ropas, edificios) al de la Primera Guerra Mundial, y en donde hay naves espaciales que funcionan quemando carbón.
Inicialmente esto último choca mucho y puede parecer hasta ridículo, pero el principio que siguen estas naves es el mismo que el de las primeras locomotoras. Un horno de carbón situado bajo un depósito de agua, que al hervir produce vapor. El vapor sigue siendo a fin de cuentas la mayor fuente de energía que conocemos. Las centrales nucleares, por ejemplo, funcionan a base de provocar fisiones atómicas controladas dentro de grandes embalses de agua, que al evaporarse debido a las increíbles temperaturas de la fisión producen una enorme cantidad de vapor. Ese vapor circula a presión por una serie de turbinas que a su vez generan energía eléctrica por fricción. Básicamente, las centrales atómicas no son más que grandes calderas de vapor después de todo.
Estéticamente, el punto álgido de la película es un momento en la que se ve una de estas naves despegando. Está posada junto al monasterio en el que los personajes han sido reunidos, y el contraste entre la moderna nave y el antiguo edificio de piedra, los chorros de vapor hirviente que surgen de esta y el paisaje nevado que la rodea… todo el conjunto llega a convertir algo tan común como poner en marcha el motor de un vehículo en una escena extrañamente hermosa.
La historia de la película es incompatible con la del juego, pero mantiene el espíritu de esta. No vemos a más enemigos que los necromutantes (no aparece ninguno de los grandes demonios del juego), las corporaciones son cuatro en lugar de cinco (se prescinde de Cybertronic), no hay poderes psíquicos ni demoniacos por medio… En realidad, toda la trama está basada en un recuadro de información de trasfondo que aparecía en la página 151 de la segunda edición del juego de rol.
El final de la película (en el que los personajes logran su objetivo, pero provocan un efecto muy distinto al esperado) podía ser interpretado como una conclusión, o como un continuará… y quizá se hizo así por si la película era un éxito y se filmaba una segunda parte, cosa que no ocurrió.
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Mutant Chronicles. 2009. Philip Eisner (guion) Simon Hunter (dirección) Thomas Jane, Ron Perlman (actores principales) Anna Walton (Actriz principal). Editado en DVD en 2010 por Aurum Producciones.