MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

miércoles, 31 de agosto de 2022

EL ATAQUE DE LOS TOMATES ASESINOS

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                     ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                                       

Presentado por... Pecky.
 

¡Hola, amigos cinéfagos!

Me ha parecido que hoy sería un buen día para comentar esta película. ¿Por qué hoy? Pues porque es el último miércoles de agosto, el día que se celebra la Tomatina en Buñol (España). La Tomatina es una fiesta popular consistente en un battle royale, un todos contra todos en el que los habitantes del pueblo y los numerosos turistas que acuden al evento (unas veinte mil personas) se lanzan tomates maduros sin compasión hasta teñir de rojo las casas, las calles, y sobre todo a sí mismos. 

La batalla suele durar una hora y se emplean sobre ciento cincuenta toneladas de tomates de Chilches, una variedad que no es apta para consumo, pero deja jugosas manchas al reventar. Seis camiones volquete depositan en la plaza del pueblo y a lo largo de las calles gigantescas pilas de tomates, que son la única arma permitida en esta singular batalla. La gran destrucción de tomates que ello implica hace que los tomates sean especialmente débiles este día, lo que lo hace el más seguro para ver y reseñar una de las entregas de esta saga.

El ataque de los tomates asesinos es una comedia extravagante que parodia un montón de géneros: terror, bélico, espías, romántico, musical… picotea de todo y lo ridiculiza todo. Tuvo un presupuesto bajísimo, una calidad de imagen terrible y unos efectos especiales prácticamente nulos. Los mismos guionistas (uno de los cuales es también el director) tuvieron de ocuparse de un montón de tareas secundarias para sacarla adelante, desde escribir las letras de las canciones a hacer de extras en varias escenas. 

El argumento es algo ya usado cientos de veces: la humanidad amenazada por otro ser vivo que repentinamente se alza para aniquilarla. Lo hemos visto con insectos, arañas, plantas, bacterias, leones, monos, aliens, kaijus, ovejas… en esta, la amenaza son los tomates. 

Tomates, sí. El título no es metafórico, sino literal.  Los tomates se han rebelado, hartos ya de ser comidos o convertidos en kétchup y sofrito. Se han vuelto inteligentes, venenosos, y son cada vez más grandes. El ejército se ve incapaz de detener a las hordas tomateras que se lanzan rodando sobre los aterrados soldados, o asesinan a la gente en ataques solitarios y suicidas. En un intento de frenar a la epidemia de tomates, se reúne a un comando formado por completos inútiles que se dedican a dar palos de ciego mientras los tomates siguen apoderándose del país. 

 
El experto en disfraces, hábilmente caracterizado como Adolf Hitler.

Se da a entender que todo esto sucede debido a que el gobierno ha estado haciendo experimentos químicos con los tomates para conseguir cosechas más abundantes y resistentes, y se les ha ido de las manos. No llega a concretarse nada en ese sentido, pero esto se convertirá en el motor principal de las continuaciones, en las que se pone cara al responsable directo y las mutaciones (y poderes) de los tomates son cada vez mayores

Más que una película con una línea argumental sólida y clara, lo que vemos es un conjunto de sketches que entre todos van contando la historia. Hay cosas muy absurdas que no llevan a nada, y muchas otras que parecen improvisaciones, pero lo cierto es que también tiene muy buenos momentos. 

Me gusta especialmente la escena en la que el gobierno contrata a un publicista para que monte una campaña de desinformación, rebajando la gravedad de la situación o incluso presentándola como algo positivo. El publicista es uno de los personajes más locos de la película, y su campaña incluye cosas como afirmar que muere menos gente al año por ataques de tomates que por el total de otros motivos, o que un tomate contamina menos que una central nuclear.

Un chiste recurrente de la cinta, es la publicidad insertada. Durante los títulos de crédito, entre los nombres de actores y equipos de rodaje, nos aparece el anuncio de una tienda de muebles, y otro espacio que se anuncia disponible para alquilar. Los créditos iniciales están, de hecho, plagados de pequeños chistes absurdos. También durante la conversación con el publicista de antes, al pie de la pantalla aparece un texto informándonos de unas grandes rebajas en mobiliario. 

Cuando la situación ya parece del todo perdida, uno de los protagonistas descubre accidentalmente que los tomates son extremadamente vulnerables a Amor de pubertad, una horrible canción de moda para adolescentes. La emisión de esa canción por altavoces debilita a los tomates, en una muestra clara del alto nivel de inteligencia que han llegado a alcanzar. Esto hace que los tomates regresen a su estado normal, en el cual pueden ser fácilmente aplastados por la población. 

Es una de esas películas raras que terminan alcanzando una enorme fama por lo disparatadas que resultan, pero que hay que intentar ver al menos una vez en la vida. ¡Es historia del cine! Y de los tomates 🍅

Tuvo tres secuelas, que estamos en proceso de conseguir para comentar en los próximos años. Las haremos coincidir con las correspondientes Tomatinas, para evitar que los tomates se desmadren demasiado.

¡La historia continúa en El retorno de los Tomates Asesinos!

Attack of the Killer Tomatoes! 1978. John De Bello, Stephen Peace, Costa Dillon (guion) John De Bello (director) David Miller, George Wilson (actores principales) Sharon Taylor (actriz principal) Four Square Productions. Editado en DVD por Suevia Films.

martes, 30 de agosto de 2022

TARTARIN DE TARASCÓN

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                  ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              RETOS LITERARIOS 2022

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Para el punto “un libro fresco, divertido” de nuestro Reto Literario 2022, he escogido Tartarin de Tarascón, de Alphonse Daudet.

Tarascón es una localidad real de Francia, famosa (merecidamente o no, eso lo ignoro) por la gran tendencia a fantasear de sus gentes, que en muchos casos raya con los delirios de grandeza. Pero el tarasconense no miente, no de forma consciente al menos, solo exagera un poco... 

Para que os hagáis una idea, la tarasca, el monstruo mítico de tamaño gigantesco y furia incontenible, grande como una ciudad, recibe su nombre por este pueblecito… porque la tarasca es cómo describiría un tarasconense a una lagartija.

Y en Tarascón precisamente vive nuestro protagonista, Tartarin, epítome de todo lo tarasconense. A sus más de cuarenta años no ha salido nunca del pueblo, pero es tenido por todos como un gran explorador y aventurero ¿Por qué? Porque tiene la casa llena de armas exóticas, compradas por encargo y enviadas hasta él por correo. Porque tiene cientos de libros de aventuras y cacerías de fieras en tierras lejanas, y no cesa de hablar de lo que ha leído en ellos. Y para los tarasconenses, alguien que habla y se comporta como un aventurero, tiene que serlo por fuerza. 

Aun sin haber disparado nunca un arma contra nada vivo, Tartarin es el gran guerrero y cazador de Tarascón a ojos de todos. Nadie le discute cuando habla de las fieras que ha cazado en tal selva o de los enemigos a los que se ha enfrentado en tal lejano país, desde piratas a salvajes de la jungla, pasando por insurrectos turcos e indios cortadores de cabelleras. 

¿Qué no ha hecho Tartarin, a que adversario no ha combatido o que peligroso animal no ha cazado? Nadie parece ver nada raro en que todas estas historias que se cuentan sobre él sean del todo incompatibles con el hecho de que jamás haya salido de Tarascón.

La cosa cambia un día en que llega al pueblo una feria itinerante, que incluye varias jaulas de animales. En una de ellas hay un gran león, lo que dispara otra nueva serie de rumores y fantasías ¿Alguna vez Tartarin ha cazado un león? ¿Estará dispuesto a hacerlo? Al principio Tartarin se lo toma bien, dando por supuesto que, al igual que todos los otros rumores sobre él, la caza del león será algo que la imaginación popular simplemente terminará incorporando a su fama. Que, en algún momento, se pasará de “¿Se atreverá Tartarin a ir a cazar leones?” a “¿Os acordáis de aquella vez que Tartarin se fue a cazar leones?”, como ha ocurrido con todas las otras historias que se cuentan sobre él. 

Pero en esta ocasión no es así. Con el paso del tiempo los rumores y especulaciones sobre Tartarin y los leones se convierten en burla y no en leyenda. Los mismos que lo ensalzaban sin motivo lo convierten ahora en el hazmerreír del pueblo, también sin motivo. Ofuscado por esto, Tartarin decide ir a cazar leones de verdad. Lo anuncia a bombo y platillo, e invierte todos sus ahorros en los preparativos: ropas, armas, pertrechos, alimentos concentrados… finalmente, parte hacia la aventura, encontrándola sorprendentemente incomoda. 

Tras un viaje por mar de Marsella a Argel, que pasa intrépidamente mareado en su camarote, desembarca al fin en el continente de los leones. Fracasa en su primer intento al confundir la sabana con un huerto de coliflores y mata a un burrito creyendo que era un león. Decide entonces tomarse unos cuantos meses de descanso para quitarse el disgusto de haber matado al burrito. Así pues, alquila un palacete, se casa con una mora, se rodea de un grupo de gorrones que acuden todos los días a comer y beber a su costa… hasta que el ansia de aventuras se le despierta de nuevo y parte en busca de los esquivos leones. 

Durante varios meses más deambula por el país, acompañado de un supuesto príncipe desterrado que no es más que otro gorrón que se dedica a vivir a costa de él. Porque la vida de aventurero no es como Tartarin la imaginaba, así que su búsqueda de leones nunca se produce muy lejos de las ciudades. Tartarin carga en todo momento con una voluminosa tienda de campaña plegable que es incapaz de montar, y con una enorme reserva de provisiones de supervivencia incomibles. Cada noche acude a una ciudad a dormir bajo techo y a comer a la carta, pagando también los gastos de su parásito compañero. 

Finalmente, un león aparece súbitamente ante él, y Tartarin dispara los dos cañones de su escopeta en la testa del animal, matándolo al instante ¡Su primera pieza!... y también la última. El león resulta ser un animal viejo y doméstico que empleaban como reclamo en un templo, para mendigar. Tartarin es arrestado y debe vender todas sus armas y equipo para compensar a los dueños del león por la pérdida de este, puesto que el supuesto príncipe ha huido llevándose todo el dinero en efectivo del ingenuo tarasconense. 

Completamente arruinado, Tartarin emplea sus últimas monedas para enviar la piel del león, que le han permitido quedarse, a Tarascón. Demasiado avergonzado por su penoso desempeño como para volver al pueblo y enfrentarse a las burlas de sus vecinos, regresa como buenamente puede con su esposa mora. Durante su ausencia, a esta le ha faltado tiempo para buscarse unos cuantos amantes. Cuando Tartarin llega a la casa, la encuentra llena de hombres acabando con las últimas existencias de su despensa mientras su supuestamente virtuosa esposa baila encantada para ellos. 

Hastiado ya de una vida de aventuras reales y añorando las que leía en sus libros, vuelve a Tarascón viajando gratis en un barco gracias a que mantiene una tenue amistad con el capitán. En su regreso lo acompaña un viejo dromedario que parece haberle tomado cariño, y al que le resulta imposible dar esquinazo. 

Así pues, Tartarin y el dromedario terminan llegando a Tarascón, agotados y famélicos, donde para su sorpresa son recibidos como héroes. La piel de león ha llegado antes que ellos, y se exhibe en el pueblo como si se tratara del mismísimo Vellocino de Oro. En la fabulosa imaginación de los Tarasconenses, ese león es solo uno de los cientos que debe haber cazado su paisano, sin duda mientras luchaba a brazo partido con insurrectos y llevaba a cabo exhibiciones de valentía de un extremo al otro del continente... Todo lo cual, naturalmente, Tartarin se apresura a confirmar. Y de este glorioso modo concluye la primera (y con diferencia, la mejor) aventura de Tartarin.

Daudet escribiría otras dos, Tartarin en los Alpes y Port Tarascón. Esta última también forma parte de nuestra biblioteca y la tendremos a mano para reseñarla. Pero quizá el año que viene, o al siguiente… demos antes un merecido tiempo de descanso a este esforzado cazador de leones.

Nuestra próxima lectura no será divertida, precisamente. Nos trasladaremos a Arkham para ser testigos de los horribles experimentos de Herber West, reanimador, de H. P. Lovecraft.

Les aventures prodigieuses de Tartarin de Tarascon. 1872. Alphonse Daudet. Publicado en 1975 por Editorial Ramón Sopena. 

lunes, 29 de agosto de 2022

SPACE RAIDER PICKLED ONION

 LA DESPENSA

Presentado por… el sr. Peppin.

¡Saludos, hambrientos y hambrientas!

Seguramente estáis enterados de todas esas noticias que saltan de tanto en tanto sobre avistamientos de ovnis y de hombrecitos verdes que visitan la Tierra. Hasta ahora nadie sabía que es lo que buscaban en realidad ¿Qué motivo podría tener una raza lo suficientemente avanzada como para viajar por el espacio, para llegar hasta un planeta menos avanzado que el suyo, como la Tierra? Bueno, misterio resuelto: vienen a vender snacks de cebolla. 

Los Space Raiders son unos snacks de patata con sabor a cebolla picante y forma de rostro alienígena, distribuidos en el planeta Tierra por Tayto Snacks. A pesar de lo que el nombre pueda sugerir, Tayto Snacks es una compañía de origen irlandés fundada en 1983. Los Space Raiders vienen presentados en bolsitas individuales de trece gramos, y en packs grandes que, a modo de naves nodrizas, contienen seis de estas bolsitas.

Al Planeta del Espacio nos los traen (directamente a nuestra despensa) sus verdaderos fabricantes, los sectoides, cuyos datos encontramos en el reverso de los envases. ¡Siempre es bueno conocer a quien te prepara lo que comes!

domingo, 28 de agosto de 2022

COCHE DE POLICÍA ABOLLABLE de Hot Wheels

 HANGAR DE VEHÍCULOS

Presentado por... Forgo.

¡Piloto Forgo presentando su informe!

Este coche forma parte de una tanda que Hot Wheels sacó al mercado en 1983 llamada Crack Ups. Eran como los típicos cochecitos de metal de toda la vida, pero tenían una particularidad que los hacía más interesantes: se abollaban al chocarse contra la pared o entre ellos.

Cada uno contaba con una pieza (puerta, techo, capota o maletero) reversible, que por un lado tenía su aspecto normal y por el otro mostraba una abolladura. Un muelle mantenía a la vista el lado normal, pero este era muy sensible y cualquier golpe lo hacía saltar haciendo que la pieza se diera la vuelta. 

La idea, naturalmente, era que si estábamos jugando con los coches a que estos se perseguían o se estrellaban unos con otros, al recibir un impacto se les volteara sola la pieza, mostrando las consecuencias del choque. Consecuencias que podíamos revertir simplemente volteando de nuevo la pieza manualmente y dejándola como la principio.

Este modelo es el coche de policía, denominado Patrol Crash, que es el único que llegué a tener y aún está dando vueltas por aquí. La pieza reversible de este era la puerta izquierda. Casi toda la pintura está saltada porque yo era de esos niños que jugaba muy intensamente con los cochecitos en lugar de solo coleccionarlos. Y este, precisamente por su “abollabilidad”, era muy dado a ser lanzado contra otros coches, contra cualquier obstáculo que hubiese cerca, o a recibir patadas de las figuras de kaijus.

Puedes ver otro de nuestros cochecitos de metal pulsando aquí.

Editado 14-09-2022: dejo aquí el enlace proporcionado por Gog en los comentarios para que podáis ver otros vehículos de esta colección, y aprovecho para completar con la información de su blog los datos que me faltaban sobre este vehículo.

Patrol Crash. Crack Ups / Hot Wheels. Mattel. Varias presentaciones. Una pieza móvil. 1983.

sábado, 27 de agosto de 2022

EL DRAGÓN NEGRO

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, magos y hechiceros del reino.

El séptimo librojuego de la serie negra de D&D nos presenta un desafío que a primera vista podría parecer... algo desequilibrado, por decirlo suavemente. 

Creo que todos los que hayan jugado a rol una temporada se habrán visto implicados en alguna situación o combate en que el Dungeon Master había calculado mal la dificultad y les estaba enfrentando contra unos adversarios a los que, por su actual nivel, no tenían ninguna posibilidad de derrotar. Pues todos esos momentos de desesperación palidecen ante lo que nos plantean aquí.

En esta aventura somos Morgan, un muchacho al que el Consejo de los Nueve ha entregado su nombramiento oficial de mago hace apenas unos días, y que por una serie de circunstancias termina con el encargo de detener los planes de su tío Zed, uno de los magos más poderosos que existen. Como si esto no fuera ya bastante malo y desequilibrado, Zed ha encontrado el modo de invocar y controlar parcialmente a Shem, el último dragón negro que queda en todo el universo.

Para tener claro de lo que estamos hablando, el motivo por el cual Shem no se extinguió junto con el resto de su raza cuando les llegó el momento, es porque el universo le ha designado como el Portador del Apocalipsis. Su misión es exterminar toda vida existente en los mundos que deban caer en el olvido. Zed ha despertado al anciano dragón Shem, y ahora este sobrevuela el reino. A su paso, las cimas de las montañas se desmoronan, los volcanes inactivos despiertan, y los seres vivos que tienen la desgracia de quedar totalmente cubiertos por la inmensa sombra que proyecta sobre el suelo, mueren de inmediato. Y si la cosa no es peor, es porque Shem todavía no sabe que es lo que Zed quiere de él, y solo está volando para acudir al encuentro de su invocador. 

Por nuestra parte, somos un mago adolescente armado con un palo, conocedor de algunos trucos y hechizos menores, y acompañado por un pequeño pseudodragón que nos lee la mente todo el tiempo, la mayoría de las veces para tomarnos el pelo. Pero ¿quién dijo miedo? Después de todo solo debemos enfrentarnos a otro mago que nos lleva novecientos noventa y nueve años de ventaja en lo que se refiere a conocimientos y experiencia, y a un dragón que hace que los otros dragones chillen de miedo cuando se pronuncia su nombre. 

Podemos tratar de resolver el asunto por nosotros mismos, o apelar al resto de dragones para que nos ayuden. Ambos caminos tendrán sus propias dificultades y peligros, porque a la mayoría de los dragones no les gusta tener a los humanos cerca, y es posible terminar muriendo a manos (o a garras) de los mismos seres a los que acudimos a pedir ayuda. El intento en solitario no parece menos descabellado, porque para empezar deberemos viajar hasta el punto de encuentro de Zed y Shem a través de un pestilente pantano y unas peligrosas simas volcánicas recorridas por ríos de lava.

En realidad, que seamos un mago novato no tiene relevancia, puesto que ni poniéndonos en la piel de uno experto tendríamos posibilidades de derrotar a Shem, y quizá ni aún a Zed. De llegar hasta ellos, la única arma con la que contaremos será el diálogo, el intentar hacerlos razonar. El anciano dragón Shem es, de hecho, sorprendentemente sabio y razonable comparado con los otros dragones, o con el propio Zed. El verdadero desafío es llegar hasta él, puesto que una vez lo tengamos delante nos bastará con mantener la calma, ser sinceros, y hablar con respeto. Como en una cita o una entrevista de trabajo, vaya. 

Sobre lo de solucionar el asunto hablando, esta parece ser la idea general del librojuego. Los diálogos entre los personajes son bastante interesantes, y hay uno que en verdad me ha sorprendido; si intentamos acometer la aventura en solitario, terminarán uniéndose a nuestro grupo una huérfana harapienta llamada Saffron (cuyo padre fue ahorcado por robar seis vacas) y su violento gato. Aunque útil a la larga, Saffron es al principio una pequeña pesadilla para nuestro mago, porque ella también tiene la capacidad de leer la mente, con lo que cada cosa que se nos pase por la cabeza es captada y criticada tanto por ella como por nuestro dragoncito, mientras el gato loco nos clava las zarpas en la espalda o la pantorrilla. Hay un momento en que Saffron se está quejando por todo, y el dragoncito la recrimina (también mentalmente) diciéndole:

-"No puedes culpar al mundo por las penurias que te ha deparado la vida. El mundo no te debe nada. Has recibido el precioso don de la vida y nadie puede pedir más. Lo que hagas de tu vida está en tus manos. Pero no la desperdicies culpando a otros de tus problemas. Si quieres algo, tienes que luchar por ello". 

Todo un discurso motivacional combinado con una bofetada de realidad. Y esto se escribió para un público infantil, en los ochenta. Probad a decirle hoy en día algo así a un crio de diez años… o de veinte o treinta, que también los hay. Tendréis suerte si no os denuncia 😅 

Puedes ver otro libro de esta colección pulsando aquí.

Dragon of Doom. 1983. Rose Estes (texto) Clyde Caldwell (portada) Harry Quinn (ilustraciones). D&D aventura sin fin nº 7. Publicado en 1985 por Timun Mas.  

viernes, 26 de agosto de 2022

RIDER-MAN, LIONHORN Y DOGFACE de Jinetes del Espacio

 LA COLECCIÓN DE FIERAS

    Presentado por… Bem.

¡Hola raros! 

Como complemento del artículo de archivo que publicamos ayer, queremos mostraros nuestra pequeña colección de Jinetes del Espacio… que se reducen a estos tres personajes, todos ellos conseguidos en mercadillos.

Las figuras de esta colección carecían de nombre propio. Aquí les hemos apodado (de izquierda a derecha) Rider-Man, Lionhorn y Dogface, por ser nombres que suenan a los que tenían los Masters del Universo y personajes de otras colecciones parecidas de la época. 

Miden entre 13´5 y 15 cm, porque aunque tienen el mismo cuerpo, la forma de la cabeza varía mucho su altura total. Cuentan con seis puntos de articulación: cabeza, brazos (son diestros), cintura y piernas. No tenemos ninguna de las faldillas de armadura que traían como complemento, armas ni tampoco los caballos.

Los caballos son particularmente difíciles de encontrar, mucho más que los jinetes. De hecho, al ser los Masters del Universo una colección muy extensamente distribuida, es mucho más fácil darles a todos los Jinetes del Espacio que tengamos Stridors y/o Stalkers que conseguirles sus monturas originales. Aunque se crearon como “copias baratas” de los MOTU se fabricaron comparativamente tan pocos que actualmente, por su rareza, son piezas mucho más valoradas que estos. 

Sin nombres oficiales. Jinetes del Espacio. JUYBA. Varias presentaciones. Seis puntos de articulación. 1983 aprox.

jueves, 25 de agosto de 2022

JINETES DEL ESPACIO

 EL ARCHIVO                                                                                                 

Presentado por... Librug.

Bienvenidos al Archivo, investigadores. 

El artículo que presentamos hoy se publicó por primera vez en mayo de 2021, en la revista virtual Figuras en Acción nº 24

Como de costumbre el texto es nuestro, pero las imágenes y logotipos que lo ilustran fueron tomadas de internet, de diversas fuentes, y pertenecen en todos los casos a sus respectivos autores (los cuales se indican cuando los conocemos).



El coleccionista de juguetes antiguos es un poco como Indiana Jones: una mezcla de historiador, arqueólogo y aventurero. Hay piezas que son sobradamente conocidas, a las que podemos encontrar multitud de referencias en catálogos e incluso páginas oficiales dedicadas a ellas. Pero muchas otras son piezas obscuras y casi desconocidas, de las que solo se oyen rumores y muy pocas personas son capaces de afirmar algo concreto al respecto. Para hallar estas piezas hay que patearse mercadillos, rastros y tiendas de segunda mano, y tener mucha suerte. Incluso en el caso improbable de encontrar alguna tras rebuscar en polvorientas cajas de artículos amontonados sin ningún orden, el misterio persiste ya que casi siempre la figura estará fuera del embalaje, rota, incompleta o sin sus accesorios. 

Si tratamos de adquirirlas en alguno de los portales de compraventa de artículos que hay en internet pueden darse dos casos: por un lado, podemos encontrarlas en manos de alguien que sabe lo que está vendiendo. La pieza será más fácil de localizar porque bastará con buscarla por su nombre, pero que podamos afrontar su coste es otro cantar. Si el vendedor la tiene identificada, conocerá también la rareza de lo que vende, y en consecuencia el precio será mayor.

En el caso contrario, si el vendedor ignora lo que está ofreciendo, podemos llegar a adquirir alguna figura muy rara por un precio relativamente bajo. El problema es que solo encontraremos la pieza de casualidad, ya que al no saber lo que está vendiendo, la figura aparecerá simplemente como “guerrero” o “monstruo” y cualquier intento de localizar piezas concretas pasará estos resultados por alto. 

Personalmente, prefiero la opción del mercadillo: la búsqueda minuciosa de figuras antiguas y raras perdidas en medio del batiburrillo de objetos comunes tiene un cierto encanto, esa sensación de “hacer de arqueólogo” de la que hablaba antes. El momento en el que nuestro ojo experto localiza e identifica algo que esa misma mañana ya han observado de pasada cientos de otros ojos sin darle la menor importancia, es indescriptible. Y los intentos (muchas veces desesperados y condenados al fracaso) de poner “cara de póker” para que el vendedor del puestecito no advierta nuestro especial interés e improvise un aumento de precio, también lo son. 

Hace algunos años, mientras chequeaba con interés, pero sin demasiadas esperanzas un pequeño mercadillo de fin de semana, mis ojos se posaron en una figura de un monstruo rojo cuya extraña cabeza parecía representar algo a medio camino entre un león sin melena y una cobra, con un cuerno en la frente, además. 

Estaba en una caja junto a unos cuantos cochecitos, Cliks de Playmobil destrozados, y piezas sueltas de Tente. Rebusqué en el fondo de la caja por si encontraba un arma o complemento, pero nada. Segundos más tarde el vendedor era un euro más rico y yo un euro más pobre y, lo que son las cosas, los dos un poco más felices. Seguí buscando algo más que comprar, pero sin poder dejar de darle vueltas a la figura del “leocornio” rojo, con la persistente sensación de haberla visto antes. Al final, contemplando otro puestecito en el que había figuras de plástico de cowboys montados a caballo (es curioso cómo funciona la asociación de ideas ¿verdad?) caí en la cuenta de lo que acababa de comprar y exclamé mentalmente “¡Madre mía… un Jinete del Espacio, nada menos!”. 

Y toda la parrafada anterior solo tiene como objetivo tratar de explicar por qué me ha parecido interesante llenar unas cuantas páginas de esta revista con un artículo sobre unas figuras a primera vista tan poco originales y de tan baja calidad como estas.

Jinetes del Espacio fue una colección que la compañía española JUYBA (acrónimo de JUguetes Y BAratijas) lanzó al mercado en los 80, aprovechando el tirón de los Masters del Universo. Como suele ocurrir en estos casos, no hay catálogos, ni archivos, ni informes oficiales al respecto, por lo que nuestros conocimientos sobre esta colección van aumentando a medida que van reapareciendo sus componentes, perdidos en el tiempo décadas atrás y ahora rescatados de las cajas de trastos de los desvanes y encontrados en los mercadillos. 

JUYBA tenía varias líneas de figuras de acción en aquella época, todas imitaciones más económicas de colecciones conocidas. Para abaratar costes, utilizaba el mismo modelo de cuerpo para todas, cambiando solo las cabezas y el color de las piezas. Así, los cuerpos de los Jinetes del espacio son los mismos que los que JUYBA empleó para sus luchadores de wrestling, ninjas, superhéroes, y soldados. Un mismo cuerpo… con ocho variantes de cabeza: una de humano con una cinta en la frente, otro humano con un casco puntiagudo y dos pequeñas alas, una de serpiente, una de robot con forma esférica, una de reptil con orejas puntiagudas, otro reptil escamoso con dos lenguas, la cabeza leonina con un cuerno que comenté antes y… una de algo que sinceramente no sé cómo describir… salvo diciendo que parece un bulldog a medio despellejar. Las ocho figuras confirmadas no tenían variedades cromáticas, salvo algunas raras excepciones en las que la pieza de la cadera-ingle es de un color diferente al del resto de figuras de su mismo modelo, probablemente debido a un exceso o escasez de piezas adecuadas, más que a una intención real de hacer variantes. 

Generalmente las figuras no traían armas, aunque al tener el típico “brazo de JUYBA” cualquier arma de otra de sus colecciones les encajaba, como las de los Guerreros Minyas, los Héroes del Espacio o los Guerreros del Universo. Sí llevaban, en cambio, una faldilla, taparrabos o cinturón que se les podía quitar. Había dos modelos de faldilla, casi siempre en color negro o rojo. 

Los caballos, por su parte, están claramente inspirados en el Stridor/Stalker de Mattel. El aspecto general del cuerpo, el cuello y las patas es inconfundible, incluso el detalle de la pata delantera levantada en el mismo ángulo que éstos. Los caballos se componen de un cuerpo idéntico para todos, con cuatro variaciones de cabeza y tres de cola. No tiene ninguna pieza móvil, a parte de la cola que podemos hacer girar, si nos divierte, aunque al parecer en algunos casos también venia pegada. El cuerpo del caballo carece de las armas incorporadas características de Stridor/Stalker, pero en la grupa izquierda tiene esculpido lo que parece querer representar un pequeño fusil enfundado en algún tipo de soporte, para que el jinete lo tenga a mano. 

A pesar que cuatro cabezas y tres colas dan para doce posibles combinaciones, a cada cabeza corresponde siempre la misma cola, con lo que solo hay cuatro modelos de caballo. Sin embargo, cada uno cuenta con diversas variedades cromáticas.

Las cabezas de los caballos son una de reptil con un cuerno en el hocico (a la que corresponde una cola escamosa), otra también reptiliana pero con un cuerno en la frente (a la que corresponde la misma cola), una cabeza mecánica (cola de alambre de espino) y una cabeza “normal” de aspecto decididamente equino, con un casco integrado (a la que corresponde también una típica cola de caballo). La cabeza robótica es la más coherente con el diseño del cuerpo. De haber tenido las patas de otra forma, en el caso de las tres cabezas biológicas se podría haber interpretado como caballos enfundados en armaduras, pero las patas son demasiado estrechas para contener las de un caballo biológico, por lo que debemos entender que se trata de caballos-ciborg. 

El embalaje original de estos caballos consistía en una bolsa de plástico transparente cerrada por una tira de cartón grapada, donde venía solo el caballo o bien el caballo con el jinete montado en él. Según la bolsa trajera o no la figura, se marcaba con la referencia 200 o 190 respectivamente. También se conoce un raro ´set de regalo´ que incluía un caballo, dos figuras y varios accesorios no disponibles en el embalaje ordinario. 

A pesar de su simplicidad, esta colección tiene (al menos para mí) un encanto especial. Quizá no se trate más que de otra de las muchas imitaciones de los Masters del Universo que surgieron en su momento (incluso diría que es una de las menos conocidas) pero decididamente tiene algo más. Y es el que los guerreros monten sobre caballos.

Podrían haberlos montado sobre motos de aspecto futurista, o colocarlos encajados en pequeñas naves monoplaza, o limitarse solo a sacar figuras de los personajes, como hicieron la mayoría de los imitadores. Seguro que se podrían haber reaprovechado piezas de algún vehículo de juguete previo para hacerlo pasar por un vehículo espacial (en mi época, a los niños nos bastaba con quitarle las ruedas a una moto normal para convertirla en una moto-jet de Star Wars). Pero en lugar de eso, eligieron caballos. Y un caballo (aunque sea cibernético, o completamente robótico) no es solo un vehículo, si no un compañero de aventuras y fatigas. En lugar de un personaje y una moto o nave, cada bolsa de Jinetes del Espacio nos daba en realidad a dos personajes, y eso en mi opinión, ya incrementa notablemente el valor (no el monetario, si no el verdadero) de esta colección.

“BOOTLEGUIZANDO” UN KNOK-OFF

Es muy normal que todas las colecciones de figuras de cierto éxito den pie tanto a colecciones de bootlegs (imitaciones más baratas y de peor calidad) como de knok-offs (colecciones originales pero inspiradas claramente en otras). Jinetes del Espacio tenía un poco de cada. Aunque en principio se trata de un knock-off, ya que es estéticamente similar a Masters del Universo, pero sin plagiarle personajes concretos, sí es cierto que los caballos son claramente versiones de Stridor/Stalker. 

Lo que ya no están normal, es que alguien haga bootlegs de una colección que ya es de por si un bootleg o un knock-off, pero esto ocurre con Jinetes del Espacio.

Un fabricante desconocido produjo una serie de figuras que eran bootlegs de los Jinetes del Espacio. Aunque el torso, la cadera y las piernas tenían el mismo aspecto y éstas últimas daban la impresión de estar articuladas, se trataban de una sola pieza fija. Únicamente los brazos y la cabeza podían moverse, pero no en todos los casos. En algunas figuras, brazos y cabeza eran piezas aparte, pero estaban sólidamente pegados con cola industrial. En general el esculpido es peor y el tamaño ligeramente menor. Las cabezas son totalmente reconocibles, aunque no se respetaron los colores originales. La pieza del cuerpo y piernas era de un solo color mientras que la cabeza y los brazos solían ser de otro. Los brazos, además, presentaban dos manos hábiles en lugar de una (ambas manos estaban preparadas para sostener objetos) y llevaban pulseras en lugar de brazaletes. 

Estas figuras se vendían a granel, sin embalajes de ningún tipo, y sin cinturones ni ninguna otra clase de complementos. La colección no tenía nombre conocido y, desde luego, carecía de caballos. 

Hay quien afirma que estos bootlegs los produjo la propia JUYBA, aunque por su aspecto podría tratarse de los típicos bootlegs de Hong-Kong. Teniendo en cuenta que Jinetes del Espacio fue una colección española que no tuvo apenas proyección internacional, podrían tratarse incluso de imitaciones de otro fabricante español anónimo que quiso hacerle la competencia a JUYBA.

Probablemente nunca lo sabremos con certeza, pero ese es parte del encanto de los juguetes antiguos. No nos queda si no seguir excavando en viejos almacenes y pateándonos mercadillos, en busca de nuevas piezas que aumenten nuestros conocimientos sobre esta y otras colecciones.

miércoles, 24 de agosto de 2022

KING COBRA ¿LA INSPIRACIÓN DE KING HISS?

 EL ARCHIVO                                                                                                 

Presentado por... Librug.


Bienvenidos al Archivo, investigadores.

El Planeta del Espacio, en su errático deambular por los misteriosos confines de la Galaxia Cuatro, parece estar atravesando una zona de turbulencias. Diversos asuntos nos han impedido emitir nuestro informe habitual durante estos últimos días, y puede que nos tengamos que saltar algunos más próximamente. Mientras nos estabilizamos y retomamos el ritmo, iremos emitiendo algo de nuestro material de archivo.

El artículo que presentamos hoy se publicó por primera vez en noviembre de 2012, en el foro Eternia de Nueva Dominion, que hasta el momento de su desaparición fue la mayor comunidad en castellano sobre Masters del Universo. En ella, nuestro Supervisor General escribía artículos y daba la brasa bajo el nombre de Sea Expert, un personaje de la serie de Filmatión que aparecía durante un solo segundo de un solo capítulo 😅 en el papel de cartógrafo náutico de la Casa Real de Miro.

Las fotos son nuevas porque no conservamos las que empleó en esa ocasión. El texto está recuperado a partir del borrador original y puede ser ligeramente diferente al que publicó en el foro, que de todos modos desapareció junto con este.


King Cobra fue un comic de corta vida creado en 1971 por Ron Smith. El personaje nunca fue muy popular, y su autor es más conocido por su trabajo de dibujante y/o guionista en series ajenas como M.A.S.K., Rogue Trooper, o Toxic Crusaders. En España las aventuras de King Cobra no se publicaron hasta 1981, y la colección tampoco cuajó entre el público. Comparado con otros comics a la venta en esas fechas, como los de DCMarvel, estos tenía ya un aspecto anticuado. 

Como tantos otros héroes de la época, Bill King era de cara a la sociedad un reportero fotográfico que andaba siempre tras la noticia, y cuando la situación lo requería se transformaba en King Cobra para combatir el crimen. No tenía ningún superpoder, y todas sus capacidades procedían del traje que vestía, lleno de trucos y artilugios. Este traje había sido fabricado por su padre, el cual fue asesinado antes de poder usarlo él mismo. 

El traje era de una sola pieza, cubría desde los pies hasta el cuello y era reversible. Por un lado, tenía el aspecto de un formal traje de chaqueta y corbata, zapatos incluidos. Por el otro parecía un neopreno verde que simulaba la piel escamosa de un reptil. 

Uno de sus gadgets más sorprendentes era que disponía de un tirador oculto, que al accionarlo hacía que el traje se diera la vuelta al instante sin que el usuario necesitara quitárselo. Por tanto, a Bill King le bastaba con tirar de un cordel para cambiar de ropa normal a traje de combate, y viceversa. Mucho más practico que tener que buscar una cabina de teléfonos como Superman o tener que cambiarse de ropa en una azotea y abandonar allí su ropa de calle, como Spiderman. Cuando el traje estaba en modo de combate, Bill completaba su disfraz con unos guantes y una capucha que sacaba de uno de los muchos pliegues de almacenaje con los que este contaba.

El traje podía volverse pegajoso o resbaladizo, lo que le permitía trepar por las paredes como un lagarto o ser tan difícil de sujetar como una anguila, según le convenía en cada momento. Los guantes disponían de una reserva de energía que permitía al portador hacer breves exhibiciones de superfuerza. Unas membranas que se desplegaban en las axilas al extender los brazos le permitían caer planeando. La capucha podía hincharse de aire comprimido, adoptando la forma de la corona de una cobra real y actuando como un paracaídas. También podía disparar desde ella dos chorros de gas somnífero. 

El tejido, además, era antibalas, le confería protección ante golpes y explosiones, y le permitía transportar varios objetos en compartimentos ocultos, desde fusiles de pintura a pistolas que disparaban transmisores de posición adhesivos. ¡Ni Batman contaba con un traje así! Con lo que no contaba King Cobra era con vehículos especiales, empleando un coche convencional para desplazarse a grandes distancias.

El motivo por el que comento a este personaje, es porque considero que pudo ser la inspiración de King Hiss, de los Masters del Universo. Además de un nombre similar, está el hecho de que su aspecto es tremendamente parecido. El rostro, en particular, es idéntico, contando también con un casco de piel verde, un antifaz y una sonrisa engañosa. 

El verdadero aspecto de King Hiss es el de un revoltijo de serpientes que se sostienen sobre un par de piernas, pero cuenta con una “falsa piel” (un disfraz) con el cual aparenta ser un humano normal. Y el disfraz de King Hiss, un reptil que se hacia pasar por humano, es casi idéntico al traje de combate de King Cobra, un humano que se hacía pasar por reptil. 

Está también el hecho que King Cobra, a pesar de ser un héroe, solía burlarse de los criminales mientras los golpeaba. Era uno de los buenos, pero fingía ser peor de lo que era ante los malvados. King Hiss era el caso contrario. Su falsa piel tenía como función hacerlo pasar por un guerrero heroico para confundir a estos, y que no lo identificaran inmediatamente como un malvado. En ambos casos, estos personajes se disfrazaban no solo para ocultar su identidad, sino también dar una idea equivocada de su carácter; King Cobra era un héroe que intentaba parecer cruel. King Hiss, un villano que intentaba parecer bondadoso.

El personaje de King Hiss se unió a la franquicia MOTU en 1986, es decir, quince años después de la aparición de King Cobra. No es descabellado pensar que quizá el responsable de su diseño leyera los comics de King Cobra siendo adolescente y de forma consciente o inconsciente tuviera la imagen de este en la cabeza a la hora de determinar su aspecto. 

De hecho, hay un personaje anterior, de Marvel, creado por Stan Lee en 1963 llamado Cobra. Era un villano vestido con un traje de reptil verde complementado con una capa y una coraza moradas. Actualmente su nombre es King Cobra, y su aspecto moderno recuerda más al King Cobra de Ron Smith que al original de Stan Lee. 

También DC cuenta desde 1976 con un Kobra (otro villano, con un traje verde y amarillo de reptil) cuyo nombre cambiaría a King Kobra durante una temporada. De estos tres candidatos, el que más se parece al líder de los Hombres Serpiente de MOTU es (a mi entender) el de Smith. No solo por su aspecto en general, también por el hecho de que su disfraz, además de su identidad, camuflaba su carácter. 

No hay modo de saber si la figura de King Hiss se inspiró en alguno de estos personajes, y en realidad todo lo dicho es una mera impresión mía. Pero el caso es que varios Masters del Universo, como los componentes de la Horda del Terror, Rio Blast o el propio He-man están en mayor o menor medida inspirados en personajes populares. Podría ser también el caso de King Hiss.